18 jul 2014

Diente Royo, Pavots y la Tuca del Forau de la Neu

El plan era intentar la cresta de Espadas al Posets con Gigi y Roger, pero el fuerte viento y un día incierto nos obligó a abortar después de haber ganado la cresta. Aún asi, nos llevamos en el saco algún 3000 que nos faltaba por hollar.

La subida hasta el refugio Angel Orus, conocida por los tres, la hicimos muy tranquilamente. A la mañana siguiente el día ya se levantó feo, pero de todos modos decidimos ir hacia arriba con la esperanza de que mejorara.

Mas o menos se aguantaba el día, igual de feo, hacía algo de viento y se intuía que en la cresta haría más. Llegamos al punto donde a nuestra derecha dejamos la ruta normal al Posets, y seguimos subiendo, hasta que divisamos el collado entre el Diente Royo y el Pavots, que iban a ser los primeros tres miles del día.

Yo ya había hecho la cresta de Espadas, pero cuando la hice no subimos a la Tuca del Forau de la Neu, ya que realmente queda fuera del cordal que une el Diente Royo con el Posets. Así que además de volver a hacer la cresta de Espadas, que en su día disfruté enormemente, mi motivación también era poder subir a este pico satélite. Dado que el collado entre el Royo y el Pavots no tenía perdida, Gigi y Roger se fueron hacia él, mientrastanto yo me fuí a la Tuca, y de la Tuca me iría a la cresta, para allí encontrarme con ellos.

Me lo tomé con calma, pero tampoco quería que ellos me estuvieran que esperar mucho. Además, la subida a la Tuca desde donde estábamos se veia clara y sin complicación, sin embargo desde la Tuca hacia la cresta de Espadas se veía un pequeño resalte rocoso que de alguna manera habría que franquear. Después de la foto de rigor en la cima me puse el casco y me dirigí hacia la cresta. Pronto encontré un punto por donde se podía grimpar el resalte rocoso sin gran problema y así alcanzar la cresta principal. Quizás a alguien que no este muy acostumbrado a escalar no le parecería facil, pero realmente lo fue, al menos por donde yo subí.

El verdadero problema vino después, cuando llegué a la cresta se confirmó lo que temíamos y era que el viento era fortísimo. De hecho a Gigi y a Roger ni siquiera los veía, lo cual quería decir que muy probablemente se habían quedado más abajo. Empecé a bajar por la cresta hacia el Pavots, y al poco me los encontré, resguardados detras de unas piedras, protegiéndose del viento y el frío. La decisión era clara, nos bajábamos. Una lástima, porque habíamos hecho lo más duro de la subida y quedaba lo más bonito, pero con aquel viento no lo íbamos a disfrutar, así que quedaría para otra ocasión. De hecho yo hice tres intentos hasta que conseguí hacer esta cresta. Y ésta era la cuarta vez que la intentaba. ¡Probablemente el peor registro de intentos de mi carrera tresmilera!

La bajada fue más divertida de lo que cabía esperar. Al fin y al cabo, había motivos para estar contentos. Gigi y Roger habían hecho dos tres miles, y yo había hecho uno al que le tenía bastantes ganas. Y por si esto fuera poco, algo por encima del refugio, nos encontramos unos edelweis, lo cual acabó de alegrarnos el día. Si digo que estuvimos media hora contemplándolos y haciéndoles fotos creo que me quedo corto.

¡Que flores tan preciosísimas!

Si Gigi y Roger quieren, volveremos a intentarlo... ¡quiza cuando veamos que el pronóstico es claramente de anticiclón y sin viento!