31 may 2014

Barrancos de l'Infern y Bóixols

Este último año y medio ha sido tan intenso que aún tengo fotos de hace unos catorce meses por procesar. Un ejemplo es el fin de semana cuando fuimos a hacer los barrancos de l'Infern y el de Boixols.

A través de mi colega Roger, que a menudo sale con un nutrido grupo de expertos barranquistas, nos juntamos unos pocos el sábado para el Infern, que me pareció un barranco chulísimo y además tiene el aliciente añadido de la tirolina sobre el Noguera Pallaresa como parte de la aproximación.

El domingo fue un descenso multitudinario del Boixols, otro barranco bonito y divertido, con un salto optativo de nueve metros. Aunque hacía lustros que no saltaba tantos metros, no me lo pensé dos veces!

No he podido evitar incluir una foto que debe ser de las últimas que yo haya hecho de la furgo del Roger, la Ferbotten, antes de que la vendiera. Y a la vez debe ser de las primeras que le haya hecho a la mía, la Gespeta.

Buen tiempo, preciosos parajes, adrenalina, risas, y muy buena compañía. A ver si el año que viene puedo repetir, ya que este año con la operación de la pierna me lo tengo que tomar como el intermedio de una película.

16 may 2014

Vía ferrata Cala del Molí

Su dificultad (K2) es baja, supongo debido a que su equipador, Albert Gironés, la diseñó para poder llevar a clientes sin experiencia, sin embargo desde aquí mis felicitaciones por haber conseguido la que de momento es la única ferrata colgada sobre el mar, y además entretenida y disfrutona.

Ese fin de semana Gigi y yo nos íbamos a Palamós a un congreso de salsa. ¡Sí, salsa, timba cubana, bailes afro-caribeños...!



Nos quedaba el viernes colgado, y como Roger tampoco trabajaba ese día, nos acercamos los tres a Sant Feliu de Guixols a experimentar el ferrateo a nivel del mar.

Dicen que los fines de semana va mucha gente, incluso se forman colas. Nosotros entramos a media tarde y la encontramos vacía, pero claro, era viernes. Sólo un grupito por detrás, bastante alejado, nos seguía.

El itinerario tiene dos o tres puentes de cables, una pasarela hecha con un tronco, varias travesías colgadas sobre el mar, y un único tramo más vertical, probablemente el punto más exigente y a la vez mas fotogénico de toda la ferrata.

Tan chula es la ferrata que el sábado pasado... ¡fuimos otra vez!

Unos amigos de Roger, Rut y Alex, estaban por Barcelona y les hacía gracia hacerla, así que nos fuimos a pasar el día escalando en Solius y luego a la ferrata a echar el resto.

Quizá porque era tarde, o porque estaba a punto de comenzar la final de la Champions, pero encontramos la ferrata prácticamente vacía. Únicamente un grupito de tres por delante, de los cuales tuvimos que ayudar a uno a abandonar, ya que sus compañeros iban mas avanzados y tampoco se les veía muy sueltos.

El pobre chico, que me confesó no entendía que le pasaba porque incluso había hecho algo de escalada, se quedó bloqueado y con una pierna agarrotada como una piedra en el primer puente, mucho más cerca del inicio que de la escapatoria que hay a mitad del recorrido. Le acompañamos hasta el inicio, y nosotros seguimos, disfrutando de esta ferrata tan especial.



11 may 2014

Vía ferrata Teresina y Canal del Mejillón

No hace muchos años subí a Sant Jeroni con un amigo que vino de visita a Barcelona. Mientras contemplábamos el paisaje aparecieron unos chicos que salían de una ferrata. Les pregunté, y me dijeron que salían de la Teresina. Se me abrieron los ojos como platos, y pensé...

¡Si la Teresina llega ahora hasta Sant Jeroni, yo quiero hacerla!

Cuando el Picazo abrió la Teresina, hace 20 años, ésta subía hasta la aguja de Santa Cecília, y el descenso era por la misma ruta. En aquellos años no existían los disipadores como los conocemos hoy, ni la regla de que no debes usar el cable de vida para traccionar. La ferrata fué toda una novedad, de hecho la primera en España. Prácticamente todos los que practicábamos la escalada fuimos a hacerla.

Así, cuando hace unas semanas Dani, incansable organizador de salidas, mencionó esta ferrata, rápidamente me apunté.

Y es que para mi la Teresina es algo más que una ferrata. Me quedó claro cuando en uno de los tramos finales un miembro de un grupo de tres que nos adelantó por un atajo (sendero) refunfuñaba diciendo que era un rollo porque tenía muchos tramos caminando. Un minuto antes, Cristian y yo comentábamos lo mucho que nos estaba gustando, y lo intrépidos que también fueron los que abrieron el segundo tramo de la ferrata (a partir de la aguja de Santa Cecília), que incluye un caminito colgado en mitad de la cara norte de Montserrat con unas vistas impresionantes.

Cada persona vive la misma actividad de una manera diferente, aunque vayan por el mismo sitio en el mismo momento.

Esta vez éramos un grupo de siete. El plan era subir a Sant Jeroni por la Teresina y bajar por la Canal del Mejillón, nombre acuñado gracias, o por desgracia, a las conchas de mejillones que se tiraban hacia esta canal desde el restaurante que un día había en lo más alto de Montserrat. ¡Aún hoy se ven algunos!

La ferrata es de grado K4, y no me extraña porque hay secciones bastante pulidas dónde, para no tocar la línea de vida, hay que aplicarse. El ambiente está asegurado, con buenas vistas tanto hacia el Pirineo como hacia el resto de Montserrat.

En el último escollo, una amplia chimenea, es fácil que se forme algo de cola, sin embargo incluso contemplar como los demás negocian ese tramo hace de la Teresina una ferrata muy disfrutona.

En la cumbre hicimos el bocata y las fotos de rigor, y gracias a Dani no bajamos al monasterio por el camino de Los Franceses. Todos, excepto Dani, nos pasamos el punto donde sale el senderito para coger la Canal del Mejillón. Este punto es, tal y como subes los últimos tramos de escaleras hasta Sant Jeroni, justo a la derecha donde empieza el pasamanos que llega hasta la cima.

La Canal del Mejillón requiere prestar atención a las piedras sueltas, especialmente en las secciones superiores. Nosotros hicimos, si no recuerdo mal, cinco rapels, y destrepamos el resto, ya que la canal está equipada para ser ascendida.

Al final de la canal pasamos por delante del inicio de la Teresina, y desde allí en unos minutos nos plantamos en Santa Cecília, donde unos cuantos nos despedimos.

El resto, para no romper la tradición, paramos en el bar La Roca de Monistrol a reponer fuerzas mientras comentábamos la jugada, que había salido perfecta.

Pd Gracias a los compis por compartir fotos y cámara. ¡Yo me olvidé la mía!