30 sept 1997

Flashback... Nepal

El mismo año que se estrenó la película de Brad Pitt 7 años en Tibet, 1997, yo estuve 6 meses en Nepal. Un sueño que había tenido desde que era un niño, se hizo realidad.

Fué mi primer viaje fuera de Europa, y además fuí y estuve la mayor parte del viaje solo, con lo que iba alucinando con todo. Tengo varios cientos de diapositivas, pero aqui únicamente incluyo unas pocas que hace mucho tiempo escaneé. Son de bastante mala calidad y las tendría que escanear otra vez, pero de momento si están aquí las podré mirar de vez en cuando.

Durante el viaje escribí un diario, pero creo que sólamente explicaré por encima lo que hice durante esos meses, de los que tengo grandísimos recuerdos.

Cuando aterricé en Katmandú estaba toda la ciudad a oscuras. Una de las últimas tormentas del monzón había estado azotando la capital y aún vi decenas de relámpagos alejándose. Me esperaba un chico de la agencia con la que había organizado lo que haría durante mi primer mes allí. Al día siguiente conocí a Ang Dorjee Sherpa, quien sería mi guia, y el nepalí más alto que ví durante mi tiempo en Nepal. Si, se llama como el famoso sherpa que estuvo ayudando durante la tragedia del 96 en el Everest, pero no es el mismo. Parece ser un nombre común entre los sherpas.

Cogimos un helicóptero y volamos a Lukla. Allí contratamos un porteador, y durante los siguientes días fuimos haciendo el trekking del Everest, pero en lugar de llegar hasta su campo base fuimos hasta un pico llamado Kala Patthar (5643m), que esta en la arista sur del precioso Pumori, y tiene unas vistas buenísimas del Everest y el Lothse.

El último día no lo pasé particularmente bien, ya que estuve con dolor de cabeza debido a la altura y que habíamos subido demasiado rápido, pero no había opción porque habíamos quedado de vuelta en Lukla con un australiano con el que iba a compartir licencia para intentar el Mera Peak (6476m). Sin embargo, subir al Kala Patthar aun con algo de dolor, significó que después mi cuerpo estuvo perfectamente aclimatado para el Mera Peak, y de hecho acabé subiéndolo en solitario, ya que la madrugada que salimos hacia cima, tanto Dorjee, el guia, como el australiano, no se encontraron bien, se dieron la vuelta, y yo hice solo los últimos 400 metros de desnivel. En la cumbre encontré unos coreanos, pero aun hoy flipo de que en mi primera vez fuera de Europa me viera en medio del Himalaya, a 6100 metros, caminando en medio de un glaciar intentando hacer un pico. Tengo foto de cumbre, pero es bastante fea!

Al Mera Peak fuimos caminando varios dias desde Lukla también, y a la vuelta, cuando en teoría ya acababa nuestra expedición, Dorjee me preguntó si quería ir con él a ver a sus padres. Él no iba a volver a Katmandu, y me ofreció esta posibilidad como amigo. Obviamente acepté la oferta. Con Dorjee nos llevábamos de miedo, habíamos conectado super bien, de lo contrario no me hubiera invitado a perderme por aquellos valles con él.

Estuvimos tres o cuatro días caminando por valles chulísimos y no ví ni un solo turista. En casa de sus padres nos quedamos tres días, y la experiencia fue alucinante, ya que la casa de sus padres tiene adosada una estupa budhista, donde yo dormía, y uno de los días que estuvimos allí vinieron unos monjes y un lama budhista para hacer una celebración, bendecir la casa, las gentes del valle, los animales, etc.

Tras la fiesta nos acercamos a un aeródromo, que estaba a un par de días de camino, y desde allí volvimos a Kathmandu. Acababa de vivir el que probablemente había sido el mes más intenso de mi vida.

Tras unos días de descanso pululando por el famoso barrio de Thamel, donde me hice colega de dos nepalíes que llevaban la guest house donde me hospedaba, les buscaba clientes, e incluso hice algunos colegas, se acercaba el día en que vendría mi colega Santi. Estaría en Nepal un mes, y nuestro objetivo fue hacer el circuito del Annapurna. Contactamos con Dorjee, y aunque este trekking se puede hacer sin guia, sus honorarios eran asequibles y yo sabía que ir con él haría el trekking más interesante. Y vaya si lo hizo! Tuvimos la suerte de poder atravesar el collado Thorong La (5416m) justo horas antes de que empezara a caer una tremenda nevada, esto suponía que pudimos completar el circuito, y durante todo el trekking lo pasamos genial.

Cuando se fue Santi me quedé unos días otra vez pululando por la ciudad y descansando. Tenía ganas de hacer un retiro para pensar y desaparecer durante unos días a algún pueblo. Le pedí consejo a los dueños de la guest house, y para mi sorpresa uno de ellos me habló de un curso de meditación en un templo budhista en las montañas, al que sólo se podía acceder por recomendación, y uno de ellos me podía recomendar porque lo había hecho. La técnica era Vipassana, estuve quince días meditando unas 12 horas al día y sin hablar. Solo la última tarde nos dejaron hablar entre nosotros. Fue brutal!

De vuelta a la realidad, aunque para mí vivir en Thamel era un sueño, empecé a preparar otro trekking. Con una colega que voló desde Barcelona y un chico americano que conocí en el curso de meditación, nos fuimos a hacer el trekking del valle del Langtang. Fuera de la temporada turística, en pleno invierno, hicimos todo el trekking, pasamos el fin de año en Kyanjin Gompa (3870m) y conseguimos subir al Kyanjin Ri (4779m) y el Tsergo Ri (5033m).

Al volver de este trekking mi colega volvió a Barcelona y yo aún me quedé unas semanas más por allí. El último día recuerdo pensar que iba a ser dificil, por no decir imposible, hacer un viaje más alucinante que el que acababa de hacer, y además sabía bien el por qué. Era mi primera vez fuera de Europa y en una gran cordillera, y ya no habría otra primera vez.